El trastorno facticio o síndrome de Munchausen

 

Aunque el de trastorno facticio es un término desconocido fuera del ámbito de la psicoterapia, a muchos nos suena el nombre síndrome de Munchausen. Quizá lo hayamos leído en un libro o lo hayamos visto en alguna película, pero pocos podrían explicar con precisión en qué consiste. Nos remitimos a la wikipedia que lo define como un conjunto de síntomas físicos inexplicables que conllevan un malestar significativo y un gran deterioro funcional.

El nombre de este síndrome viene de un noble alemán, el barón de Münchhausen, que fue convertido en personaje literario porque se dice que contaba increíbles historias, ficticias o muy exageradas, sobre sus viajes y campañas militares como parte del ejército ruso en el siglo XVIII.

Se cree que el paciente que padece este trastorno crea deliberadamente los síntomas de una enfermedad orgánica o exagera sus síntomas e impide la cura porque necesita una atención permanente del personal médico y puede llegar a someterse a operaciones y estudios innecesarios con tal de mantener su rol de enfermo.

El riesgo es que termine enfermándose realmente.​ Por ejemplo, un paciente que toma intencionadamente un fármaco que le produce determinada sintomatología pero lo niega en el momento de la consulta, los médicos desconocen, así, el verdadero origen de su patología y el paciente puede terminar enfermándose en serio.

La OMS los considera pacientes peregrinos ya que van de hospital en hospital y lo distingue de la simulación (ficticio, fingido o falso) porque en el caso de la simulación, el paciente tiene como objetivo un beneficio o una ganancia específica, por ejemplo, ser declarado inimputable para no ir a prisión, o recibir una indemnización laboral. Otro ejemplo sería el de un adolescente que finge un dolor de cabeza o de estómago para no concurrir a un examen.

Una enfermedad fingida no es un trastorno facticio. En ese caso no existe ninguna patología psiquiátrica real. En cambio, el trastorno facticio implica siempre un grado de psicopatología. Como estos pacientes se presentan con quejas orgánicas son primero tratados por médicos generales. Son pocos los casos en los que se les ocurre derivarlos a un psiquiatra aunque el trastorno facticio se considera una enfermedad mental. Sin embargo, no suelen responder a los tratamientos psiquiátricos porque prefieren mantener su enfermedad.

Su tratamiento consiste en alterar la conducta del paciente y descartar o disminuir la inadecuada utilización de los recursos médicos y posicionamientos neuropsicológicos que sigan potenciando el trastorno al paciente y averiguar la causa neuropsicológica de este comportamiento.

La terapia Cognitivo Conductual es la más adecuada, ya que funciona sobre la conducta y el pensamiento del individuo. Asimismo, se recomienda la Terapia Familiar y puede que la administración de antidepresivos y ansiolíticos, en casos más complicados. Si quieres saber más sobre esta patología consúltanos, te asesoraremos sin compromiso. Centro de Terapia Familiar de Murcia.



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