Agorafobia: El miedo a salir de casa

Imagen CC: agoraphobia | cambiodefractal
En esta ocasión vamos a hablar de un problema que se da en numerosos hogares españoles y, en muchos casos, se trata de justificar tanto por la persona afectada como por los miembros de su familia que miran hacia otro lado restando importancia a la situación. Se trata de la Agorafobia, que según la Clasificación internacional de las Enfermedades Mentales, CIE 10, tiene que ver con una serie de temores que incluyen no sólo el temor a los espacios abiertos, sino también a la dificultad para poder acceder inmediatamente a un lugar seguro: temor a las multitudes, a salir de casa, a entrar en lugares cerrados con difícil salida, a viajar, etc.
De todos los trastornos fóbicos, este es el que más paraliza al afectado, llegando algunos individuos a quedar confinados en su casa. Afecta más a las mujeres, y comienza en general al comienzo de la vida adulta.
La agorafobia se puede sufrir acompañada de crisis de angustia (palpitaciones, sudoración, temblores, opresión torácica, ahogo, mareo, sensación de muerte inminente,etc.) o sin ellas. La primera es la más grave ya que impide llevar una vida normal, aunque también la que por su aparatosidad recibe tratamiento antes. Un agorafóbico sin crisis de angustia puede organizarse la vida de manera que evite los estímulos fóbicos, lo que le conduce a una vida limitada, pero en la que la agorafobia puede pasar desapercibida y valorarse como más o menos “normal”.
Puesto que se trata de una patología compleja, el tratamiento de un paciente diagnosticado de agorafobia debe ser guiado siempre por un profesional.  Lo que se aconseja encarecidamente en estos casos es no dejar pasar mucho tiempo antes de tomar cartas en el asunto.



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