El fenómeno del ‘niño simétrico’

Los modelos de crianza y educacionales han cambiado de forma radical en las últimas décadas. Tanto que en algunos casos se ha pasado a un modelo totalmente opuesto al anterior. Si antes el modelo del padre autoritario era el habitual, actualmente predomina el de las familias democráticas, cien por cien, en las que la opinión de los niños prima casi tanto como la de los adultos. Los motivos de esta transformación se deben a los múltiples cambios de los factores sociales, culturales, laborales, familiares, de roles, etc.

En cualquier caso, todo ello ha dado lugar según la psicóloga argentina, Claudia Messing, al fenómeno del “chico simétrico” o ‘la teoría del Niño Espejo’, que copia todo a sus padres.  El diario ‘Clarín’ desgrana en una entrevista en profundidad a la psicóloga, qué es y cómo se debe tratar este fenómeno. Os dejamos esta interesante entrevista para que cada uno haga sus propias reflexiones:

El ‘niño simétrico’ no sólo imita las frases que escucha en la casa o reproduce patrones de conducta del hogar. También adopta las frustraciones y las angustias de sus progenitores.

La psicóloga y socióloga Claudia Messing ha estado estudiando este fenómeno por dos décadas, no sólo en la Argentina sino también en otros países de América latina. Y lo llama el problema del “niño simétrico”. Se trataría de un pequeño bastante difícil de contener y de criar, al que también le costará la relación con sus pares. Y, cuando finalmente crezca, la salida de la casa.

La autora acaba de publicar un libro llamado Cómo sienten y piensan los niños hoy, en el que indaga esta problemática que detectó por primera vez en su propio consultorio. Messing, que es autora de otros trabajos, entre ellos, Por qué es tan difícil ser padres hoy, ofrece algunas estrategias para lidear con estos niños y devolverlos a un lugar donde se sientan contenidos por los adultos.

¿Qué tienen los chicos en la cabeza?
Desde que nacen, los chicos copian a los padres como si estuvieran frente a un espejo. Y quedan mimetizados y en paridad con el adulto. Además, les cuesta mucho la separación y la individuación. Y les resulta difícil la maduración y la salida del hogar. Entonces, nos encontramos con un chico totalmente diferente. Yo divido el espectro de la simetría en tres grandes dimensiones: por un lado, la mimetización masiva o copia del adulto; por otro lado, la paridad con el adulto; y, finalmente, la fantasía de completitud y falta de individuación.

¿Por qué los chicos copian a los adultos mucho más que antes?
Porque ahora no existe el miedo y la interferencia de los modelos anteriores de crianza, que te ponían el límite. Como esto ya no ocurre, favorece esta mimetización. Los padres transmiten inconscientemente a sus hijos el cuestionamiento a la autoridad. Nos encontramos con un chico que no tiene censura y no tiene autoridad en su cabeza. Entonces, el chico se confunde con el adulto. Cree que puede ser un adulto en todas sus capacidades. Y esto les produce un gran choque con la realidad. Se angustian, se confunden. También creen que pueden ocupar el lugar del maestro. Ya no juegan al como si… ¿Cómo llegó a esa conclusión?
Por los testimonios que recogí. Vengo investigando esta problemática desde el año 1992. Lo que me demostraron los testimonios de los padres es el nivel de certeza que tienen los chicos cuando hablan. El chico responde desde un lugar de saber. El chico no duda. Cree totalmente en lo que piensa y se maneja con certeza. La mimetización también le permite una confusión con un montón de rasgos. No sólo copia sus frases. Copia también los rasgos de carácter de sus padres, las angustias, las preocupaciones. Se carga con ellas. Copia sus historias traumáticas no elaboradas y las toma como propias.

¿Cómo se demuestra esto?
¿Por qué hay tantos niños en el mundo menores de dos años que están medicados con antipsicóticos y antidepresivos? Es increíble la cantidad de chicos catalogados con el síndrome de déficit de atención. En la Argentina, el uso de la ritalina aumentó un 900 por ciento en diez años. Hay colegios que tienen hasta el 30 por ciento de sus chicos con ritalina. Y el autismo también aumentó.

¿Y cómo se relaciona una cosa con la otra?
¿Cómo explico, entonces, síntomas en niños tan pequeños si no es por mimetización de aspectos no resueltos de los padres? Un chico que tiene un trastorno de déficit de atención es un chico que puede estar copiando la ansiedad de los padres.
¿Y si le planteara la pregunta inversa, que la sobrediagnosticación del trastorno de atención es por culpa de los médicos y de los laboratorios, y no de los niños?

No voy a negarlo. Estoy en un movimiento contra la medicación a los chicos. Y también estoy en contra de inventar y fabricar trastornos. Pero esto no puede explicar el aumento de los síntomas, más allá de si es correcto o no es correcto el diagnóstico.

Bueno. Es toda una cosmovisión que busca este diagnóstico.
Y entonces, ¿por qué hay más autismo?

Hay teorías que afirman que el autismo tiene que ver con la mala absorción del intestino…
¿Y por qué aumenta de esta manera? Coincido en que hay que ver razones multicausales. Pero además digo que la simetría genera un factor que yo veo en el consultorio, que detecto rápidamente y que son el efecto de lo traumático de los padres no elaborado. Veo un chico ansioso. Viene el padre y me dice: “Yo soy igual”. Hay un fenómeno de mimetización fuertísimo. Por eso, propongo que a los chicos se los atienda en conjunto con los padres.

¿Qué les diría a los padres para que sus hijos no los copien?
Tienen que ayudar a los hijos a recuperar el lugar de hijos. Y ellos tienen que saber cómo manejarse con ese chico simétrico para recuperar su lugar de autoridad. Los padres siguen siendo importantísimos y la simetría se flexibiliza cuando el chico se siente contenido por sus padres nuevamente, comunicado, atendido.

Pero la mimetización no lo es todo…
También está el tema de la paridad, esos chicos que creen que su criterio es exactamente igual al de los padres. Los padres tienen que saber que hay que hablarle de otra manera a este niño simétrico. No está bien darle órdenes e indicaciones como antes. Uno tiene que convocarlo, conmoverlo. En la simetría hay mucha omnipotencia. Y los padres también son omnipotentes y les cuesta mucho pedir ayuda.

Y, entonces, ¿cómo deberían reaccionar los padres?
Los padres se desgastan diciendo: andá, apagá la tele, hacé la tarea, vení a comer… En vez de hacer eso, pueden decir: “A mí no me gusta estar persiguiéndote, pidiéndote que hagas la tarea. Yo necesito que vos me ayudes a organizar las cosas. ¿Cómo propones organizarnos? Si tu propuesta es sensata, la vamos a explorar”. Como al chico simétrico le gusta ser respetado, el padre que lo convoca a participar, a opinar, puede ir construyendo una vida más razonable. La clave es pedirle ayuda a este chico en vez de ordenarle o mandonearle. Una vez que los padres lo han convocado, y el chico no quiere colaborar, yo hablo del segundo momento de la autoridad de los padres. Ahí estamos legitimados a volver al viejo esquema, porque el chico ya legitimó que no puede aportar. Aquí, para que funcione, los padres tienen que ser muy firmes en este proceso. Firmeza no es autoritarismo. El adulto también tiene que admitir sus limitaciones y no colocarse en un lugar omnipotente.

Cuando esto se traslada a la escuela, sobre todo, a la escuela privada, donde el alumno es un cliente, ¿qué sucede?
Hay mucha dificultad para contener al chico simétrico. Por eso, los docentes también tienen que ejercer un nuevo modelo de autoridad en el que se los convoque a participar. Estos chicos son muy lúcidos porque no tienen interferencia para captar el saber del afuera. Entonces, son brillantes. Cada vez hay más sobredotados. Y también hay más confusión entre los sobredotados y los chicos con déficit de atención. El chico simétrico se aburre. Pero tiene un problema: es poco flexible. Sabe muchas cosas pero no sabe instrumentarlo. Lo toma a nivel literal, con un nivel de certeza, que luego se convierte en un problema a la hora de la comunicación.

¿Qué pasa en las relaciones interpersonales de estos niños?
Cuanto mayor certeza y falta de flexibilidad tengan, las mismas dificultades que tienen en la casa se van a reproducir en el afuera. Por eso yo hago hincapié en que los padres recuperen el lugar de autoridad con ellos para ayudarlos a flexibilizar su pensamiento. La simetría produce muchos efectos y cada uno de los niños va a mostrar distintos aspectos de la simetría. Si al chico simétrico le hablan con amor, respeto y autenticidad, el chico colabora y puede ser absolutamente compañero de sus padres y colaborador de su crianza. Lo que no puede un padre de un chico simétrico es mandonearlo a la vieja usanza porque va a encontrar rebeldía, trastornos de negativismo.

Los chicos simétricos ya son padres de chicos simétricos…
Exacto. Y esto tiene que ver con la tercera dimensión de la simetría, que tiene que ver con la fantasía de completud y la falta de individuación. Como el chico funciona en espejo, le cuesta la individuación. Entonces, el chico sigue funcionando con los padres como si formara parte de un todo con ellos. Por eso, cuenta con los padres como un brazo ejecutor.

¿Qué le pasa al niño que le cuesta la individuación?
Busca la correspondencia perfecta del espejo con los padres. Pero cuando el espejo no devuelve la imagen, se sienten profundamente enojados, devaluados. Y no queridos. Por eso reaccionan con tanta violencia, con tanta intolerancia a la frustración. Eso explica tanto los berrinches como los espasmos de sollozo. Los síntomas de la simetría aparecen desde bebés. El joven acostumbrado a que sus padres sean su espejo, también busca que su novia sea su espejo, sus compañeros sean su espejo. Y cuando este espejo no se corresponde, actúa con violencia.

Si necesitas asesoramiento consulta con un terapeuta familiar. Buena crianza!



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