El duro proceso de ver envejecer a nuestros padres

Imagen: laprensalatina.com
Coinciden muchos psicólogos en que devolver a nuestros padres en su vejez todo el cariño y amor incondicional que nos han dado a lo largo de su vida, nos ayuda a sobrellevar el duro impacto emocional que nos supone ver cómo van perdiendo facultades.
Pasar de ser el hijo cuidado al cuidador de nuestros padres requiere todo un proceso de reorganización psicológica y también material. Según la orientadora familiar, Victoria Cardona, cualquier determinación que se tome debe estar fundada siempre en el agradecimiento, el cariño y el respeto hacia los progenitores.

Para que el camino sea más fácil, Cardona recomienda:

  • Que aceptemos las limitaciones que tienen para así ejercer el respeto, la paciencia y el espíritu de servicio, fundamentados en el amor agradecido. La aceptación nos llevará, también, a no convertirnos en rígidos ni mandones, sino a responder a lo que el abuelo pida, teniendo en cuenta lo que desea, lo que le hace feliz.
  • Que, puesto que la mayoría de ancianos prefieren quedarse en su casa, su ámbito conocido, el que les da seguridad y contiene todos sus recuerdos, cuando sea posible, los hijos procuren establecer las ayudas necesarias para no cambiarlos de domicilio.
  • Hacerles compañía para que no se encuentren solos, en función del tiempo que las ocupaciones laborales nos permitan. Esto se debe ofrecer también cuando, por deseo de la persona mayor, se opte por el ingreso en una residencia geriátrica.
  • Otra opción es acogerles en casa. Es una buena solución, aunque por ambas partes conviene ser flexible y saber adaptarse a los cambios para no dar lugar a conflictos. La comunicación, el diálogo y la confianza entre padres, abuelos y nietos ayudarán a una buena convivencia.
  • En algunos casos se recurre a residencias de día para aligerar el trabajo que supone la atención de una persona mayor.
  • Resulta fundamental motivar a los nietos a colaborar en las tareas extraordinarias que surgen en el momento de cuidar a nuestros mayores. De hecho, con orden y turnos establecidos tendríamos que compartir esta etapa todos los miembros de la familia.

Desde el Centro de Terapia Familiar de Murcia proponemos además ponernos en el lugar de la persona a la que estamos cuidando ya que ello nos ayudará a entender cómo se siente y podremos actuar en consecuencia. Ánimo!



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