Corregir los complejos en el niño

Imagen CC:  a little bit amelie | Lubs Mary
A partir de los ocho años, un niño empieza a ser consciente de las reacciones que causa en los demás y, si no está preparado, éstas pueden llegar a crearle un complejo que le haga más difícil la vida hasta en la edad adulta.
En algunas ocasiones, los complejos de un niño se originan por los prejucios que sus padres le han transmitido de forma inconsciente. Si un niño ve que su padre o su madre tratan mejor o peor a una persona en función de su físico, su clase social o por su grado de inteligencia, aprenderá a valorarse a sí mismo en función de estos mismos parámetros.
Otra actitud que puede propiciar un complejo de inferioridad en el niño, es la de facilitarle las cosas de tal forma que nunca tenga que esforzarse por conseguir nada. En este caso, el niño siempre dependerá de los demás y no se sentirá capaz de desenvolverse por sí mismo, con la consiguiente sensación de fracaso.
¿Qué debemos hacer los educadores?

  • Cuando el niño exprese su preocupación porque se siente inferior o rechazado por algún aspecto relacionado con su físico o con su forma de ser, debemos mostrarnos comprensivos con sus sentimientos, no minimizarlos ni exagerarlos.
  • Intentar que sea capaz de aceptarse a sí mismo, solo así conseguirá ser feliz.
  • Destacar sus aspectos positivos al máximo, frente a los negativos. Nunca hacerle reproches del tipo “no haces nada bien”, ni compararle con otro niño.
  • Podemos leer un libro en el que los personajes superen complejos o inventar cuentos sobre niños que tengan el mismo complejo que nuestro hijo, y lo superen sin problemas.

Según muchos expertos en psicología infantil, educar en la frustración, sin facilitar que consigan siempre aquello que desean, es muy positivo para la salud mental de los niños y para que crezcan con menos complejos y más independientes y seguros de sí mismos.



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