La crianza del hijo único

Imagen CC: Bombón en la Bombonera | silkegb
Actualmente, las familias tienden a reducir al máximo su número de hijos por diversos motivos. Las dificultades para conciliar la vida familiar y la laboral y el retraso de la maternidad hasta después de los treinta años, son dos de las más comunes.
Como consecuencia, el número de hijos únicos está aumentando notablemente en nuestra sociedad, lo que genera una preocupación añadida para sus padres ya que existe la creencia general de que los hijos únicos tienden a ser unos “pequeños tiranos, consentidos y con problemas de carácter”.
Sin embargo, la mayoría de los profesionales en educación infantil aseguran que esos estigmas negativos no tienen ninguna base fiable. La forma de ser del niño dependerá de las pautas de educación recibidas de sus padres, independientemente del número de hijos que tengan éstos. Es más, existen factores positivos propios de los hijos únicos  que favorecen su desarrollo.  Estos niños soportan mejor la soledad y el aislamiento ya que saben entretenerse solos y son sociables cuando están en público ya que tienen que ganar amigos para ocupar el espacio vacío que les deja el hecho de no tener hermanos. Ellos tienen una valoración muy alta de la amistad.

Como contrapartida, según el psiquiatra José Miguel Gaona, los hijos únicos tienen mayor posibilidad de ser excesivamente sensibles, a sufrir hipocondria o tener dificultad para expresar determinados sentimientos como la ira. Actitudes, por otro lado, provocadas por el comportamiento sobreprotector de sus padres.

Los hijos únicos suelen estar muy unidos a sus padres y son objeto de grandes elogios ante sus éxitos, pero también de grandes críticas ante sus fallos, lo que les transmite más presión que cualquier otro niño que tenga hermanos con los que compartir la atención de sus padres.

Según el psicólogo Javier Urra, es muy recomendable que estos niños se relacionen con otros de su edad, que participen en campamentos y en actividades deportivas en equipo. Todo ello contribuirá de forma positiva a su desarrollo psicológico.

De las diferentes opiniones de estos profesionales en educación infantil, extraemos unos consejos para la crianza del hijo único:

  • No ser demasiado tolerantes con los malos comportamientos y no malcriarlo con bienes materiales.
  • No tratar de compensar el hecho de no haberle dado hermanos al niño.
  • No integrarle en la pareja como si fuese un adulto más.
  • Hacerle ver que puede tener fallos y ser rechazado sin que ello tenga más importancia.
  • Promover que tenga amistades.
  • No vivir la vida a través de ellos.
  • Hacerle cumplir las reglas impuestas en casa,  siempre.
  • No alabarle de forma gratuíta. Hay que ser objetivo y así le enseñaremos a comportarse de forma adecuada.
  • No transmitirle nuestros miedos excesivos. Tiene que enfrentarse a la vida con naturalidad para madurar. Igual que cualquier otro niño.


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