Positivizar el sentimiento de envidia

Imagen CC: Envy… | Pensiero
La envidia es un sentimiento natural que sienten la mayoría de las personas en algún momento de su vida. No es extraño desear algo que tienen los demás, que nos suceda algo bueno que le ha ocurrido a alguien que conocemos o incluso querer parecernos a esa persona por alguna de sus virtudes personales. El problema viene cuando esa envidia no implica respeto y admiración, sino que se convierte en un sentimiento destructivo para el que la siente y también para los que le rodean.

El sentimiento de envidia malsana a menudo esconde problemas de baja autoestima e inseguridad. Según el psicoterapeuta José Luis Cano Gil,  “…el envidioso odia y desearía destruir a toda persona que, como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es, en otras palabras, la rabia vengadora del impotente que, en vez de luchar por sus anhelos, prefiere eliminar la competencia. Por eso la envidia es una defensa típica de las personas más débiles, acomplejadas o fracasadas”.

Lo que proponemos en este post es empezar a trabajar ese sentimiento tan destructivo para convertirlo en positivo. Es decir, si esa persona a la que tanto admiramos nos sirve como modelo y como motivación para superarnos en vez de inspirarnos hostilidad, esto será un primer paso para mejorar como personas.

En este sentido, Cano Gil asegura que “la envidia sólo se cura concienciando y resolviendo las propias carencias …, a través de un proceso de crecimiento emocional. La persona madura no envidia a nadie”.

La psicóloga clínica Eva María Lázaro Ortega, insiste en que no hay que tratar de acabar con la envidia puesto que es un sentimiento y por lo tanto no podemos controlarlo. Lo que sí podemos controlar es cómo comportarnos cuando la sentimos. Lázaro ofrece una serie de pautas para estos casos y nosotros destacamos los tres que consideramos más importantes.

  • En primer lugar aceptar el sentimiento de envidia sin autocriticarnos y cuando se produzca, analizar qué es lo que envidiamos.
  • Si, una vez analizado, decidimos que realmente deseamos eso, trazar un plan para conseguirlo siempre que nos sea posible, diseñando metas cortas hasta llegar a nuestro objetivo final.
  • Observarnos a nosotros mismos y pensar en las cosas que sí tenemos en la vida, nuestras virtudes y logros personales. Seguramente no las estemos valorando lo suficiente. Ello nos ayudará a combatir el sentimiento de inferioridad.

Si una vez hecha esta reflexión y tras trabajar por nuestra cuenta no se han conseguido los resultados deseados, podemos consultar con un profesional que seguramente nos facilitará la tarea gracias a la claridad que otorga el hecho de contar con una perspectiva externa. Suerte.



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